En la Antártida, si no hace viento, no se oye absolutamente nada. Quizá las focas cantando debajo de la capa de hielo.
Tiene que ser una sensación extraña la de no oir nada, como cuando estás en una cueva. En una cueva vacía, me refiero, y muy abajo.Pero lo malo de las cuevas es la humedad.
Los molinos también son muy húmedos, aunque no sean silenciosos.
Estoy en un molino.
Fuera hace mucho viento, la puerta se golpea y la luz se ha ido ya siete veces en tres horas. Cuando se va la luz empieza a pitar una alarma, es un pitido agudo, penetrante, continuo, que no cesa cuando vuelve la luz.
Al menos tengo calefacción.
sábado, enero 24, 2009
domingo, enero 18, 2009
Domingueando
- No he perdido el gorro que iba a evitar que mi cabecilla y mis orejas se congelaran con el frío invernal, simplemente lo tengo deslocalizado en algún punto desconocido a 80 km de donde estoy ahora. Penilla me da.
- Ahora no, pero esta mañana he estado (de strangis) en el castillo de Loarre, de strangis, digo, porque no hemos comprado la entrada y solo nos hemos adentrado un poco, sigilosamente para que no nos pillaran, al final hemos huído cual cobardicas antes de que alguien nos viera. Luego, nos hemos entretenido contando escaladores en Riglos. (Sí, hoy es mi día libre, ¿se nota verdad?)
- Facebook es maravilloso, ahora soy una pandillera buscando camorra, con un conejo color carne (¿El color carne es un color?) de mascota y una tortuga para echar carreras, estoy intentando hacer carrera como espía y he desistido del tema de los secuestros. Marvelous, que diría Saritísima.
- Estoy enganchadísima con Ninjatown. Tenía que decirlo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)