viernes, septiembre 30, 2005
Adios a septiembre
El otoño empezó hace una semana y no me di cuenta, yo suelo darme cuenta de esas cosas. También me doy cuenta de que tengo amigos que van y vienen, es decir, que se tienen que ir pero siempre volverán y, sino, voy yo y todo arreglado. Sin embargo tengo otros amigos que se fueron y no se muy bien porqué. Tampoco es que yo suela pedir explicaciones de esas cosas, o sí, pero si no te responden es lo que pasa. Que todo se acaba y al final te quedas pensando si la culpa, después de todo, no será tuya. ¿Llamo? ¿No llamo? Al final siempre acabo llamando porque me canso de esperar la llamada, o porque no me queda más remedio, como ahora, bueno, como dentro de una semana, no se, algo queda. Y se que no sabré qué decir, cómo actuar, supongo que haré lo de siempre, fingiré que no ha pasado nada, que no pasa nada. Pero se me nota. Lo se. Hay cosas que no puedo (ni quiero) disimular. Quizá sea por eso. O quizá no. Pero yo me suelo comer mucho la cabeza, siempre me lo dijo. Y se que espera que llame porque sino ya nada tiene remedio. Sin embargo, yo no espero nada a cambio. Ya no.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Uhm. Es lo que pasa. Me pregunto por qué.
Del otoño mejor no digo nada. Yo todavía no lo he visto.
Y yo, serán cosas que pasan.
Aquí el otoño ya ha llamado a la puerta, te lo redirecciono.
Publicar un comentario