Me gustan los días cuando salgo pronto de casa y vuelvo tarde porque voy enlazando el quedar con gente o el hacer cosas que me gustan, y el tiempo pasa despacito y quiero estirarlo pero no se puede. Y me importa, pero no. Porque así se que cuando tengo días de estos los disfruto más y luego me acuerdo de (casi) todo y sonrío. Porque últimamente sonrío mucho, porque sí. Porque no hace falta tener un motivo, o precisamente porque no lo tengo.
No me gusta planear las cosas, porque si luego salen mal te decepcionas y porque es mejor tener márgen de maniobra, aunque dicen que la mejor forma de improvisar es tenerlo todo planificado. La no planificación me ha llevado hoy en la biblioteca a elegir una película, ésta, frente a una serie. A ver qué tal.
Y además me he enterado de que tengo amigos amarillos.
Pues eso, a sonreir. :)
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