O eso se supone. El caso es que ni estoy en casa ni estoy sola.
Esta semana "vivo" en la sala de un edificio del que se supone que sólo yo tengo la llave y sólo yo entro y salgo. Pero me doy unos sustos de muerte cuando oigo gente que entra a horas intempestivas por "la otra puerta". Gente que no sabe que yo estoy aquí, encerrada con pestillo en mi sala.
Y es que a veces el hombre de arena más que dar sueño, me lo quita.
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