Cocinar es un lujo.
Tras un mes en una escuela de montaña y otro mes de hostal en hostal he recaído en un albergue. Vacío, por cierto. El sitio solía ser una escuela hogar, así que tiene cocina, y cocinar, en mi situación, es un lujo. Un lujo, ya os lo digo yo.
Harta de comidas frías y ensaladas preparadas en el banco de un parque, esta semana he comido bien. Con decir que he ido incluso a la carnicería lo digo todo (cocinar carne, con este curro, es tarea casi imposible). Comidas sencillas, pero sabrosas y con muchos colores, que hay que comer con alegría, leñe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario